No resultará fácil cuando llegue el invierno y estemos hambrientos de hogar. Pruebe a abandonar el alma junto a las zapatillas y a ovillarse después de meter la pernera del pijama por dentro de los calcetines.
En primavera, es suficiente con poner el listón tan alto que nadie pueda saltarlo y caer encima de nuestra cama.
Conságrese menos mas túrbese más.
Si consigue encaramarse al verano con la vida abierta de par sin par, expándase por el colchón, emigre, señorée los territorios anexionados, ronque y no deje ni un resquicio en vela para aquella reincidencia.
Y ahora que arrecian las proyecciones vitales del otoño, extreme la precaución o es posible que termine compartiendo lecho con un coleccionable rijoso del que ni siquiera sabe si quería la primera entrega.
O puede usted comprar una de las primeras camas que diseñé, de 70 cm de ancho en las que 2 personas lo único que pueden hacer juntas allí es provocar al Vaticano... lo de dormir es otra historia...
ResponderEliminarLe garantizo que funciona y, si no, le devolvemos su paciencia al montarla...
Pues... lo que hago yo es no cambiar nunca de sábanas... le aseguro que también funciona, sr. Kamprad.
ResponderEliminarEso sí, con este truko olvídese de poner patas arriba el sexto mandamiento...
Y me pregunto yo, ¿no serían más beneficiosas unas instrucciones para NO dormir solo?
ResponderEliminarY prefiero no contestarme.
y... ¿qué tal unas instrucciones para no dormir sólo?...
ResponderEliminar...es lo que tienen los coleccionables, que siempre quedan pendientes por falta de entrega.
ResponderEliminaro... si el coleccionable se deja los pendientes es porque quiere más entregas (que no entrega).
ResponderEliminarAy, que no tengo el ingenio ni para un comentario medanamente lucido.
ResponderEliminarSolo espero no dejar más entregas pendientes...
Me da na mente que quería decir medianamente.
ResponderEliminarUna entrada tierna y agradable y con un punto de soledad, de soledad bien llevada y acompañada de los sueños y los colores de la primavera, verano, otoño e invierno.
ResponderEliminarUps cuidado con el otño, es un poco contradictorio las hojas se caen y al mismo tiempo adquieren unos colores bellísimos.
Antoñito, lo de las sábanas...¡¡¡Puaf!!!
Mirada allá por donde andes sigo recordando tu gusto por el color.
Es total, en serio que si.
ResponderEliminarEste texto es de vicio.
Y como siempre no se hacen a menos los comentaristas.
Gracias, soy un tesoro.
si, vale, yo también... pero sois vosotros los tesoros... jajajajja (vaya lapsusss, ¿podréis disculparme?).
ResponderEliminarBesos, sobre todo para desorientada por ser tan cariñosa conmigo. :-)