sábado, 27 de febrero de 2010

de donde provengo

Por asuntos colaterales que no voy a desvelar, esta mañana he resuelto inspeccionar, con cierta incierta intención, mi primer álbum de fotos (de 0 a 14 años).

Será por mis recientes excesos con la mitología familiar que he creído, o quizá querido, encontrar en esta instantánea la prefiguración simbólica de las contradicciones cotidianas de mi propia existencia:



mi abuela,
gallega octogenaria,
sentada en su cama gemela a la mía,
con el luto aliviado por finísimas líneas blancas,
está leyendo El Hobbit
en la floreciente periferia madrileña.

miércoles, 24 de febrero de 2010

conmiseración

Sintió tanta lástima por su nuevo compañero de celda que, aquella noche, le prestó la mejor fotografía de su novia.

- Puedes hacerle lo que quieras- dijo- pero cuando termineis,
no olvides acariciarle despacito la espalda hasta que se duerma.

domingo, 21 de febrero de 2010

saudades

Para recomponer mi primer recuerdo de Oimbra sólo podría recurrir a una escenografía conceptual: una tapia escueta de la que surgen las cruces del cementerio; un emparrado y sillas desparejadas para el estrecho patio del tío Manolo; unas escaleras desconchadas y un cartel chirriante como único vestigo del bar.
De sus habitantes no había quedado ningún rasgo significativo, son un mismo ser enlutado que besa, suspira y da el pésame.
Una luz asfixiante enfatiza la inexpresividad de mi extrañeza.

Algún requiebro equívoco me devuelve a la aldea bajo la iluminación expresionista de este Carnaval. En esta ocasión, el decorado está desenfocado y la memoria se me desborda de primeros planos de rostros singulares, de manos rotundas, de gestos de una afabilidad contundente.
De entre todas las instantaneas, recojo la cara labrada por la gratitud del tío Manolo. Aunque sé que a quien cree recuperar es a mi padre, la irrebatibilidad de su emoción ante la desconocida que en realidad soy me deja sin máscara, confortablemente desamparada.


Sólo cinco días después,
morreu o tío Manolo.


Volvo a Oimbra tentando discernir de ónde xurde o lirismo desta viraxe poética da vida. Alí ninguén ten dúbida de que foi cousa do destino que quixo levarlle novas do meu pai, darlle unha última dita e despedilo sachando na viña. Emporiso, non podo deixar de sentir que son eu a verdadeira agasallada do tecer polo miúdo do fado .

Veño engaiolada polos contos dos penedos que acougan o camposanto, dos valos derrubados, das lembranzas das lecturas comunais do bisavó Miguel, do corpo enchido de unto da nai da tía Filomena, dos trocos de viño por libros do tío Manolo, das lendas do pilón e da campá da igrexa, da rúa estreita, dos beneficios mentireiros da auga do Carregal, das paisaxes esgotadas dende o Soutullo, do repenique daqueles veráns barullentos da mocidade e das señardades despoboadas destes invernos de vellos.

Cando marchamos, podería chamalos a todos polos seus nomes.

jueves, 4 de febrero de 2010

anuncios por palabras

Día especialmente indigesto busca chute de cinismo antiemético.

Se necesitan recuerdos prestados para narración autobiográfica.

Contratamos apátridas patrióticos para nación in itinere.

Línea editorial compra opiniones sesgadas y sofismas a granel.

Cirujano plástico busca amigos sin complejos.

Se cambian sugerencias creativas por creaciones sugerentes.

Busco que me busquen.