¿Cuándo desperté en este cuerpo?
Apenas tengo conciencia de entonces: temores dilatados en largos pasillos oscuros.
¿Era yo la que rescataba a este ser extraño y crédulo de su angustia y lo calmaba?
¿Era así como ganaba la recompensa de disolverme otra vez en la nada?
Sin embargo, hay veces en que no encontramos consuelo. Sólo puedo replegar el cuerpo en su cama sin llegar a entender por qué nos encogemos contra el sufrimiento. Unos dedos maternales vendrán a acariciar la cabeza del cuerpo; alguien tararea desazonado; nos mecen. En algún momento volveré a desvanecerme.
Una mirada de hombre me espabila. Parece un hombre enorme desde la edad del cuerpo que ríe nervioso sin comprender qué escudriñan esos ojos. Pero yo lo presiento. Le contagio mi miedo y corremos.
Escalera, rellano, escalera, rellano, escalera, casa.
Esa noche le cedo mis sueños. Los leves, los que había olvidado, saltos y volteretas por senderos estivales. Me pregunto si existo mientras el cuerpo duerme. Aunque me voy diluyendo, espero, creo que espero.
El cuerpo se estremece y me despierto. El hombre enorme está empujando la puerta entreabierta. No te voy a hacer nada malo, dice. Y esta vez sus manos nos inundan. El cuerpo desoye lo que habrá de venir y se rinde. Seré yo la que abra los ojos, la que muerda la carne, la que empuje la brutalidad del hombre, la que grite y busque desesperada, nos alcanzan los golpes, caemos, destrozamos la vitrina, el cuerpo gimotea, me da igual, no me duele. Tampoco me dolerá empuñar el cristal porque descubro que sé cómo cercenar la vida. Le cierro los ojos al cuerpo pero no puedo evitar que sienta la elasticidad rajada de esa piel inhumana, ni su humedad borboteante.
El tiempo nos merodea irreconocible.
De repente todo se llena de gritos, preguntas, ahogos. Lloramos quedo en un murmullo incesante, yonohesidonoellanohasidoyonohesidonoellano.
El cuerpo se encoge tanto que ya no soy capaz de moverlo. Dedos silenciosos vagan de la frente a la nuca.
Después es como si su alma también se hubiese contraído y yo me he quedado sola aquí dentro.