domingo, 31 de enero de 2010

en este cuerpo

¿Cuándo desperté en este cuerpo?
Apenas tengo conciencia de entonces: temores dilatados en largos pasillos oscuros.
¿Era yo la que rescataba a este ser extraño y crédulo de su angustia y lo calmaba?
¿Era así como ganaba la recompensa de disolverme otra vez en la nada?

Sin embargo, hay veces en que no encontramos consuelo. Sólo puedo replegar el cuerpo en su cama sin llegar a entender por qué nos encogemos contra el sufrimiento. Unos dedos maternales vendrán a acariciar la cabeza del cuerpo; alguien tararea desazonado; nos mecen. En algún momento volveré a desvanecerme.

Una mirada de hombre me espabila. Parece un hombre enorme desde la edad del cuerpo que ríe nervioso sin comprender qué escudriñan esos ojos. Pero yo lo presiento. Le contagio mi miedo y corremos.
Escalera, rellano, escalera, rellano, escalera, casa.
Esa noche le cedo mis sueños. Los leves, los que había olvidado, saltos y volteretas por senderos estivales. Me pregunto si existo mientras el cuerpo duerme. Aunque me voy diluyendo, espero, creo que espero.

El cuerpo se estremece y me despierto. El hombre enorme está empujando la puerta entreabierta. No te voy a hacer nada malo, dice. Y esta vez sus manos nos inundan. El cuerpo desoye lo que habrá de venir y se rinde. Seré yo la que abra los ojos, la que muerda la carne, la que empuje la brutalidad del hombre, la que grite y busque desesperada, nos alcanzan los golpes, caemos, destrozamos la vitrina, el cuerpo gimotea, me da igual, no me duele. Tampoco me dolerá empuñar el cristal porque descubro que sé cómo cercenar la vida. Le cierro los ojos al cuerpo pero no puedo evitar que sienta la elasticidad rajada de esa piel inhumana, ni su humedad borboteante.



El tiempo nos merodea irreconocible.

De repente todo se llena de gritos, preguntas, ahogos. Lloramos quedo en un murmullo incesante, yonohesidonoellanohasidoyonohesidonoellano.
El cuerpo se encoge tanto que ya no soy capaz de moverlo. Dedos silenciosos vagan de la frente a la nuca.
Después es como si su alma también se hubiese contraído y yo me he quedado sola aquí dentro.

martes, 26 de enero de 2010

el aura

La primera vez fue como una brumosidad lumínica. Fijaos en la foto, comentó, casi parece que tengo aura.
La segunda vez, la nitidez del aro de luz sería la rechifla general. No, bromeó, si al final va a ser que irradio santidad.
La tercera, ni siquiera rieron todos.
Empezó a evitar los objetivos y, por un tiempo, todo pareció volver a la normalidad.
Entonces (ayer tarde, para ser exactos) oyó a un niño gritando en el supermercado: "Mamá, mamá, ¡a esa señora le brilla la cabeza!".
En cuanto llega a casa, mira en el cajón de la mesilla para confirmar sus sospechas.

Recordatorio elemental: no permitir, bajo ningún concepto, que se me vuelva a caducar la caja de condones.

domingo, 24 de enero de 2010

donde quiera que pusiese la mirada

Le dije que había sido como una lluvia de estrellas, como estar rodeada de luciérnagas y telarañas luminosas, como si un puñado de chispas o centellas flotaran allí donde quiera que pusisese la mirada.
Me miró larga, larga, largamente los ojos y me dijo:
- Usted lo que tiene es un desprendimiento de retina de manual.

sábado, 23 de enero de 2010

parábola para no dejar que te desengañen

Has llegado tarde, pero sonriendo.
¿Y si fueras de las que se deja seducir por el verbo?
Reverdezco.
Me dejarás divagar mientras observas tu zapato, la entrada, a los que bailan a nuestra derecha ¿o puede que me estés ofreciendo el cuello?, la copa, la hora, a los compañeros que se ríen ¿de?.
Por fin te vuelves hacia mí cuando una frase se me queda a medias -las palabras naufragaron en la saliva que me provocas-
y encuentras mis ojos
anclados a la deriva de tu escote.
Con la mirada destripando mi anatomía de un modo ¿casi? insultante, mis palabras resbalan, dices que vas al baño, caen, se rompen, y no vuelves.
En el espejo retrovisor descubriré cada surco, cada mancha, cada bulto del esperpento.
Tendría que haberme conformado con tu pecho desenfocado en los márgenes de mi retina.
Llego a casa siendo un viejo.


No dejes que los demás te desengañen.
Ahórrate la humillación haciéndolo tú mismo.

miércoles, 20 de enero de 2010

pongámonos serios

Me sugiere un amigo que me ponga seria en mis escritos (y con "seria" sospecho que quiere decir "profunda").

Para tan solemne ocasión, he estado rebuscando un rato entre esos cajones donde guardo mis mejores pensamientos trascendentes, reflexiones sublimes, dudas metafísicas, crisis existenciales y mis relevantes juicios de valor (léase: blabladas).

Finalmente he llegado a la (no sé si profunda) conclusión de que lo más serio que tengo en mi haber es un acto:

Agarrarle recio la cintura a un hombre, pegarla, impúdica, contra la mía, fingir que bailamos bien arrimados mientras tarareo un tango y conseguir (a pesar de su medio cuerpo paralizado y su incapacidad absoluta para comprender mis palabras)
que se meara, literalmente, de la risa.

No os preocupeis, llevaba los pañales puestos.

domingo, 17 de enero de 2010

ficciones provisionales s.a.

- Perdona, ¿sabes si es aquí Ficciones Provisionales S.A.?
- Pues, a juzgar por el título, se diría que es harto probable.
- Sí, ya veo...y oye, ¿estos a qué se dedican exactamente? Es que en la oferta de empleo no especificaban el género y con ese nombre tiene una pinta de ETT...
- Yo estaría por aventurar que se trata de un blog.
- No jodas. ¿Estás seguro?
- Bueno, si nos atenemos al formato, la ausencia de papel y la dirección url que daban para llegar, lo cierto es que estoy prácticamente convencido.
-No, si vas a tener razón. Fíjate que yo venía dispuesto a protagonizar hasta un libro autoeditado, pero estrenarme en un blog... con la de matices psicológicos que me había currado...
- Claro que empiezo a sospechar que me he precipitado en mis suposiciones y que se trate más bien de algún tipo de mofa literaria. En todo caso, aplícate, figura, que nos encontramos in medias res.
- ¿Cómo?
- Nada, que mires el archivo: somos la sexta entrada.
- Toma, ¡es cierto! Entonces... eso significa que nos están publicando ¿no? Joder. ¡YO publicado! Y ahora que lo pienso...¡Publicado InterNacionalmente! Ya verás cuando lo lea mi madre...Eh!, mamá, mamá ¿puedes leerme?
- ¡¿Pero se puede saber junto a qué clase de personaje sublineal me están concibiendo?! Esto ya es el colmo. ¡Que paren la ficción! Me niego a que me publiquen con semejante...
- ¡Eo! ¡Mamá?
- ¡¡Pero es que nadie va a hacer callar a este anorm


Lamentamos tener que informarles de que, por problemas técnicos ajenos al autor, la presente narración queda en suspenso indefinidamente.
Les rogamos disculpen las molestias.

jueves, 14 de enero de 2010

técnicas de defensa emocional

Si le arrolla un verso lírico, léalo con la punta de la lengua tocando las muelas.
Si le ultraja un verso burlesco, léalo arrastrando las sílabas y suspirando.
Si le atiza un verso dramático, léalo como si fuese un eslogan publicitario.
Si le embiste un verso épico, léalo con voz de falsete.
Si le azota un verso simbólico, léalo cual problema matemático.
Si le amenaza un verso experimental, léalo sin más.
Si estas técnicas no funcionan es que ha tenido usted la mala suerte de topar con un buen verso:
deje de leer y corra.

martes, 12 de enero de 2010

parábola para no engañarse a uno mismo

Si sigue así, va a llegar tarde.
Se sorbe los mocos, sale de la manta, se ducha, se pone el vestido negro, se pinta los párpados hinchados.
Los taconazos la obligan a caminar erguida, casi orgullosa.
Por la calle alguien le echa un piropo.
Llega tarde, pero sonriendo.


No te engañes a ti mismo.
En general, con engañar a los demás, es suficiente.

domingo, 10 de enero de 2010

los dilemas del reciclaje

Las cartas y fotografías al contenedor de papel.
El corazón roto no sabe si al de residuos orgánicos
o al de envases reciclables.

jueves, 7 de enero de 2010

instruciones para levantar una moral por los suelos

1. Colóquese frente a la moral con las piernas separadas y los pies en posición de paso.
2. Agáchese doblando las rodillas, la espalda debe permanecer recta.
3. Agarre la moral con sumo cuidado.
No la agite.
No la apriete.
No deje que se le escurra entre los dedos.
4. Acérquela lo más que pueda a su cuerpo flexionando los codos.
5. Espire lentamente mientras se incorpora, manteniendo la moral estable contra su pecho.
6. Con pasos cortos, aproxímese todo lo posible al lugar donde desea situarla.
Recuerde que una ubicación por encima de su cabeza no es recomendable: dificulta las labores de limpieza y aumenta el riesgo de desmoronamiento.
7. Deposítela con suavidad y acomódela, asegurándose (mediante cuñas, cinchas o cualquier otro sistema de anclaje) de que la moral no pueda volver a caerse.

miércoles, 6 de enero de 2010

mentiras sin complejos

- Hola, buenas. Buscaba algo así... como... algo... de verdad
- ¿De verdad-verdad?
- Pssssi...
- Lo sentimos, en este momento no nos queda nada en stock pero, si le interesa, tengo estas mentiras verosímiles que se están vendiendo solas.
- Ay, no sé... a ver... pues mira, no están nada mal. ¿Cómo me sientan?
- Estupendamente.
- ¿Tú crees? ¿Y no me marcarán demasiado el cinismo?
- Yo diría que lo justo. Parece usted una auténtica hipócrita.
- ¿Auténtica? Uy, pues me las llevo puestas.